domingo, 26 de agosto de 2012

El fín de la bombilla

A partir del 1 de septiembre dejara de fabricarse la tradicional bombilla de incandescencia inventada en 1878 por el ingles Josep Wilson Swan, también por el estadounidense J.W.Starr en 1845, que obtuvo la patente sobre una lampara de incandescencia, el mecánico alemán Heinrich Goebel en 1854 que construyo la primera bombilla operativa y por ultimo Thomas Alva Edison que en octubre de 1879 logra hacer funcionar su bombilla de filamento de algodón carbonizado. Como vemos la bombilla no la invento Edison, que ni siquiera fue el primero, aunque se le deba a el su éxito comercial. Por esa fecha también Siemens patenta otras lamparas de arco, (crónica de la técnica, ISBN 84-01-60791-4 Plaza y Janés 1989) y en época posterior, Tesla desarrolla tubos fluorescentes y otras lamparas de arco. En la famosa novela de Julio Verne: Viaje al centro de la tierra, ya se habla de un tipo de lampara fluorescente primigenia, la bobina de Ruhmkorff, que los intrépidos viajeros utilizan para adentrarse por los ombligos del mundo.  Pues bien parece que la bombilla de Edison, que fue la que se llevo la fama toca al fin de sus días. Acusada de ineficiente, que lo es, una vez mas de la mano de los salvavidas y las prohibiciones, se va a eliminar del mundo, bueno, concreto: De la Unión Europea. También existen salvavidas en Australia y en otros lugares del globo, que irán creciendo a medida que se logre civilizar todo el planeta.
Bueno, como se estarán suponiendo, aparte de mi animadversión patológica hacia Edison, los salvapatrias y otros capullos, lo de eliminar la bombilla es una tontá. Que es de lo que va este blog, de tontos, tontunas y tontás. Pero vamos a ver por que. Que hablar por hablar es fácil.
Veamos, si bien el gasto energético en iluminación no es un gasto despreciable, como bien demuestra que nos cambien la hora dos veces al año, y como bien sabemos, esto es una totá más. A lo que iba, el principal gasto energético de cualquier hogar es la climatización, bien sea frió o calor. Le siguen otros gastos, como cocinas, hornos, agua caliente sanitaria y en ultima instancia y con un porcentaje bastante escueto del 10% como máximo, si, han adivinado: La iluminación. Por eso los que se han pasado a las siempre famosas y bien consideradas bombillas de bajo consumo, habrán visto que su factura lejos de bajar se ha mantenido mas o menos igual. Bueno a tenor de los últimos acontecimientos, habrá subido bastante. Eso no es culpa de las bombillas, es culpa de nuestros gobiernos, que desgobiernan, implacable y pacientemente, y de las póbrecitas eléctricas, que como nos regalan la luz y no reparten beneficios nunca (si no se me nota el sarcasmo, lo hago patente aquí) nos suben la factura haber si ganan algo.
Abandonando la cueva de Ali Ba Ba, ya hemos visto por que a grandes rasgos las bombillas tradicionales no son un gran problema para el mundo, pero vamos a ahondar más, que esto es muy poquito. Una bombilla tradicional, de esas que normalmente decimos de rosca gorda o fina, E27 o E14, (esto significa rosca Edison 27) y otras bombillas similares, se componen de una gota de estaño, un casquillo finísimo de latón, un poco de pegamento, vidrio, un finísimo filamento metálico de tungsteno y un poco de gas inerte en el interior, como argón. Todo simple, fácil de reciclar poco contaminante y razonáblemente respetuoso con el medio ambiente. Las bombillas incandescentes son muy baratas, de encendido inmediato, de luz agradable, total y fácilmente regulables y sobre todo fácilmente reciclables. El único inconveniente es que su rendimiento es muy bajo, produciendo calor básicamente. Por eso podrán seguir comercializándose como estufas, que emiten luz como subproducto.... perdonen la pausa pero es que la risa atenazo mis dedos.



¿Entonces que habría que hacer?, ¿dejarlas o quitarlas?, como se va a hacer.  Pues simplemente dejarlas, ya que los productos a medida que dejan de cumplir el fin para el que fueron creados y son sustituidos por otros mas modernos dejan de utilizarse y fabricarse. Es decir, dejar que se extingan. Cosa que ocurriría en unos pocos años. Me explico. Hoy en día en general, todo el mundo usa bolígrafos para escribir, nadie usa plumas de golondrina, tinta y papel secante, pero el que quiera hacerlo es libre de ello. No esta prohibido.



Ya dijimos hace un tiempo que el tanto por ciento de poco es poco. El ahorro por hogar en iluminación es en general despreciable, aunque en su conjunto es elevado. Si bien no deja de ser una gota en el mar. O sea nada. Los grandes consumidores ya utilizan bajo consumo. Alumbrado publico, centros de trabajo, factorías, etc. Esa estupenda luz amarilla que jamas debió existir, fruto del vapor de sodio a alta o baja presión, y que hace que no apetezca salir a la calle cuando cae la noche, igual que los vampiros huyen del sol, amen de confundir que da gusto los colores por tener un indice de reproducción cromática mas que cuestionable. El fantástico blanco del vapor de mercurio de fluorescentes normales o compactos,  o la fantástica iluminación que se va imponiendo últimanente de halogenuros metálicos. Y por ultimo los siempre geniales LED chinos, que pese a que en mi vida de técnico jamas vi fundirse uno, desde que los fabrican los chinos duran un suspiro.



El caso y ya intento no divagar más, es que se nos ha vendido el bulo de la iluminación de bajo consumo y presas de publicidad, y aburrimiento, hemos caído en sus garras. He de suponer que lo que se va a eliminar de la circulación son las bombillas simples tradicionales, no las halógenas, que si bien son mas complicadas de reciclar por su capsula de cuarzo en lugar de vidrio, son bastante sanas, duran entre dos y cuatro veces mas y últimamente han mejorado notablemente su rendimiento, de echo, una antigua capsula de 20 vatios de Philips que tengo en la mano declara 3000h de duración. Otra bombilla halógena que tengo en la mano también de Philips montada sobre una rosca E27 y de 30w de potencia, tiene un rendimiento de 60w y 3000 h de duración. Es bastante decorativa y de clase energética B. Se vendieron hasta hace muy poco a 10 euros en grandes superficies pero ya no se encuentran. Se calientan tan poco que se pueden tocar con la mano cuando están funcionando.  El modelo era GD F8 Eco Classic. Ahora están de moda otras de precio inferior, que rinden respecto a la bombilla estándar un 30% mas, en lugar de un 50%. La bombilla halógena tradicional, rinde un 15% mas que una incandescente estándar. Supongo que estas avanzadas bombillas halógenas salieron al mercado fuera de su tiempo (antes de tiempo) por eso han sido retiradas.

Otra iluminación tradicional en los hogares, relegada básicamente a los garajes y cocinas es la fluorescente. Hasta hace poco era la iluminación sencilla mas eficiente que ademas a experimentado grandes mejoras, de la mano de tubos más eficientes y equipos de encendido electrónicos. Y en ultima instancia por la llamada bombilla de bajo consumo, que no es mas que un tubo fluorescente compacto con arrancador electrónico.  Los arrancadores electrónicos tienen la ventaja de encender la lampara instantáneamente, duplicar o triplicar su vida y aumentar su flujo luminoso. Si bien en un tubo fluorescente el equipo es bastante caro y grande, funciona de forma optima y dura una eternidad, en las bombillas, el equipo esta integrado en el casquillo, es notablemente peor  y se cambia con la bombilla, desperdiciando valiosos recursos, ya que los componentes electrónicos modernos recurren en gran medida a tierras raras y metales y polímeros extraños. Si por apoyar la industria nacional del mercurio fuera, diría: ¡viva el bajo consumo!, pero como las minas de Almadén y Arrayanes ya están cerradas básicamente por la demonización del mercurio, pues no voy a decir ¡viva!. Si amiguitos, cada lampara de bajo consumo contiene entre uno y cinco o mas miligramos de mercurio, dependiendo de su antigüedad. Efectivamente, para que estas lamparas funcionen se necesita crear un arco eléctrico a través de mercurio gaseoso, que es puesto en ese estado mediante unos filamentos de tungsteno. Creado el arco se emite radiación ultravioleta de tipo C, cancerígena e invisible, que es transformada en luz visible por el recubrimiento de compuestos de fósforo del interior del tubo. Si bien el mercurio no me preocupa mucho.... por cierto, si no han visitado las minas de Almadén, les recomiendo hacerlo, se cura uno de gran cantidad de tontunas, y es una visita de lo mas gratificante.

Como les decía el mercurio no me preocupa mucho, si fuera tan malo, las pilas que se tiraron a la basura durante un solo año de la década de los 70 a 80 ya habrían bastado para llevarnos al hoyo al año siguiente. Antes de que alguien se rasgue las vestiduras les diré por que. Miren, el consumo mundial de mercurio del año 1972 fue de 260.000 frascos (34,5kg por frasco) es decir 8.970 Toneladas, en 1976 el consumo mundial fue de 180.000 frascos (6.210 Tm)  (Fuente Mañana Almadén D.Legal 40.807-1984). Según la Gaceta ecologica nº072 de 2004 de la universidad automoma de Mexico ISSN 1405-2849 (Ed impresa), la emisión anual natural de mercurio, por parte de los volcanes es de 25.000 a 125.000 toneladas....     ....    ..... disculpen, ya regrese, es que tuve que ir a revolcarme de la risa. Siguiendo por el mismo camino, en esta misma gaceta se estima el consumo mundial del año 1973 en 10.000 toneladas y el maximo mundial en 1991 con 10.488 toneladas. España, principal productor mundial, producia antes del cierre de sus minas, 1.600 toneladas anuales. En fin, que cada año, se emite de forma natural, entre el doble largo y 25 veces mas que lo que produce el hombre, teniendo ademas en cuenta, que lo que produce el hombre, no se libera al ambiente en su totalidad, sino que se recicla constantemente. ¿Se les ha quedado cara de imbéciles?, no se preocupen, les entiendo, a mi en su momento también se me quedó. Una nueva tomadura de pelo mas para el común de los mortales, pero... que bonito queda decir que estamos envenenando al oso polar, las gambas y atún y vamos a impedirlo... bueno, mejor dicho, algún salvapatrias, comisión de capullos, o gabinete de listos pagados por todos, lo impedirá.
En realidad el mercurio metálico es muy toxico por inhalación. Si uno se lo bebe, lo cagara, con perdón, al día siguiente, y lo que es realmente toxico, y un reconocido carcinógeno es el metilmercurio o mercurio orgánico, resultante de la transformación del mercurio metálico principalmente en el medio acuático, y sobre lo que no tenemos control. Si reducimos nuestras emisiones, obviamente se reducirá esto ultimo, pero recordando que la mayor parte no es de origen antropogénico, aunque se nos venda lo contrario, por tanto no se reducirá tanto como nos gustaría el mercurio presente en el ambiente, si se reducirá notablemente en las proximidades de grandes centros contaminantes. Otro día hablaremos del cambio climático, que también nos vamos a reír otro rato, tanto o más que con el mercurio.
Resumiendo, que no es cuestión de ir esparciendo mercurio alegremente por ahí, pero en lo que a mi respecta, no me preocupa excesivamente. Lo que si me preocupa es el timo de la potencia de las lamparas de bajo consumo. Si he dicho timo, otro más. Tengo en mi mano una lampara de bajo consumo convencional, marca Livarno que declara una potencia de 11w y un consumo de 96 miliamperios, es decir Potencia = V tensión x Intensidad = 220v de la red eléctrica x 0.096 Amperios=21.12 vatios. El doble de lo declarado. ¿Qué pasa aquí? Bueno, pasa que lo que la compañía eléctrica tiene que suministrar son 21.12w y que el petroleo que habrá que quemar es el necesario para generar esa potencia. De esos 21.12w, resulta que solo 11w producen trabajo, por eso la lampara declara 11. Los otros 10,12 son los que se conocen como potencia reactiva. Es una potencia que nuestro contador no registra, y que efectivamente no pagamos, pero que se consume y hay que generar, por tanto el medio ambiente si lo paga. No vamos a entrar en detalles de por que ocurre esto, solo diremos que es debido a que la lampara presenta una carga inductiva y se producen desfases entre la tensión y la corriente. Esto es inherente a cualquier lampara de descarga, pero en el caso de un tubo fluorescente normal se compensa en el equipo eléctrico o electrónico, por lo que la potencia real que se consume corresponde con la que indica el tubo. En las lamparas de bajo consumo, con su equipo electrónico cutre no se compensa la reactiva. ¿Se les ha vuelto a quedar cara de tontos? bueno hagan la prueba, todas las lamparas de bajo consumo tienen indicado su consumo en miliamperios en el casquillo, también suelen tener indicada la temperatura de color, que nos informa si la luz sera cálida o fría. Sobre los 2700K es cálida, sobre los 6000k es fría. En las lamparas de Philips, Osram y alguna más suele figurar un código como este: 820. Esto quiere decir que tiene un indice de reproducción cromática de 80 y una temperatura de color cálida sobre los 2.700 grados Kelvin. En algunas lamparas como una de led que compre recientemente se indica el coseno de Fi, esto es la relación entre la potencia aparente y la potencia reactiva, o factor de potencia, en mi caso era de 0,3 es decir que de los 3w que declaraba la lampara como potencia útil, se estaban consumiendo 3/0,3=10va (técnicamente se denomina voltio-amperio VA en lugar de vatios, ya que la reactiva no produce trabajo, en caso de la reactiva var o voltioamperio reactivo) es decir una potencia reactiva de 7var. Todo un logro prehistórico. Los grandes consumidores, están obligados a tener equipos de compensación reactiva, que no son mas que baterías de condensadores, además tienen contadores independientes para medir la reactiva, pero los consumidores domésticos no. No se preocupen,  cuando nos cambien los contadores actuales por los electrónicos, pagaremos la reactiva.


Como vemos la prohibición de la bombilla tradicional no deja de ser mas que tinta de calamar. El calamar suelta la tinta y huye. Podría parecer que me opongo al bajo consumo, pero no es así, a lo que me opongo es a que sea vendido como una panacea, cuando no lo es, y lleva utilizándose desde hace décadas donde realmente es necesario. Se puede extender su uso al hogar en situaciones de uso intensivo y pocos encendidos. Pero para la mayoría de casos su uso es desaconsejable, su duración de vida se reduce drásticamente y se contamina y desperdician recursos innecesáriamente. También es de hipócritas obligar a utilizar bombillas halógenas, bastante caras, cuando muchas veces es suficiente una simple y humilde bombilla convencional. Es decir, para iluminar la leñera, no hace falta gastarse cuatro euros, en una bombilla halógena, ni poner una de bajo consumo aun más cara, y que comenzará a dar luz, cuando ya nos hayamos ido.



Así pues permítanme rendirle homenaje a una simple bombilla y espero haberles hecho reflexionar, aunque solo sea un poquito.

martes, 14 de agosto de 2012

I Concurso de Cuentos de Terror de Toledo para Rutas de Toledo

 " Texto presentado al primer concurso de Cuentos de Terror de Toledo para Rutas de Toledo"

Bueno, como no hay mejor tontá que escribir un poco de ficción y fantasía, he decidido inscribirme en este estupendo concurso. El premio no es que me valla a llevar por los caminos de la opulencia, pero el simple reconocimiento ya es más que suficiente. Además si soy capaz de arrancarles algún que otro malestar estomacal, entremezclado con una sonrisa, pues ya habré cumplido mi objetivo.
Qué lo disfruten.


No Blasfemes al Aire
Algo Podría Oírlo

De como hemos cuidar de despertar los bichos del inframundo e mucho menos burlarnos de ellos y como las vidas relajadas acaban a menudo perdidas y en tragedia.


Aquella noche ventosa de otoño, en la que la Luna brillaba por su ausencia, las callejuelas del medievo traían un dulce aroma a frescura y humedad de la tormenta de la tarde y las estrellas brillaban espléndidas, arrojando una luz fría y sepulcral que contrastaba armoniosamente con la pálida y cálida luz amarilla que emergía de los candiles de las cruces antiduelo que asaltaban desde las tapias de las múltiples iglesias que jalonaban la ciudad, con la esperanza de que los galanes, de labio rápido, mordaz y ego subido a costa del vino, no osaran batirse bajo la luz de la iglesia y la cruz del Señor.

Precisamente dos fornidos mozos tocados con sombrero, capa y espada en ristre, siempre presta a la vendetta y la disputa, bajaban por el callejón del diablo, después de recorrer sus tabernas favoritas, mesones y lupanares. Habían degustado esa noche todos los placeres de la vida, el mal vino y las mujeres hermosas, o no tanto, porque ya saben que el vino hace milagros.

Mientras bajaban por la silenciosa, oscura, estrecha y desierta callejuela, maldiciendo su suerte y al malandrín que osó empedrar esas calles con tan resbaladiza piedra, untada en todas sus formas de bosta de burro, vaca y otros rumiantes a la vez que sumergían sus botas en algún que otro charco de orín, decidieron parar para poder así maldecir a gusto y evitar caer entre tanta inmundicia por algún resbalón agravado por la cogorza que pacientemente se habían agarrado.

Lo cierto es que aquella estúpida noche, en la que las calles traían el húmedo olor del estiércol, y de las cuadras brotaban profundos efluvios que sus adormecidos sentidos no podían captar, esta pareja de necios, que entre los dos valían menos que un rebuscador de garulla, siempre dispuestos a la bronca y la camorra: maldijeron tan alto y fueron tal las blasfemias que surgieron de sus avinagrados labios y de sus podridos dientes de hereje, que algo en los mas profundo de los basamentos de la ciudad, se despertó irritado para darles caza.

Mientras nuestros dos herejes blasfemaban y se abrazaban en un vano intento de no caer y a la vez decidían en cual de las múltiples posadas acabarían de regar sus estómagos con algún vino aguado y sin sabor; un antiguo ser se despertaba. En lo profundo de las laberínticas y sórdidas cuevas, oscuras criptas, y tétricos sótanos olvidados, que recorren los cimientos de la ciudad de las ciencias ocultas y la nigromancia, un golem cobró carne y vida. De los antiguos conocimientos de un alquimista ejecutado, un golem incompleto que un día iba a servir para perseguir la injusticia y la herejía y que ahora había despertado merced de la blasfemia y algún oscuro hechizo, que dos estúpidos de labios trabados por el vino pudieron decir al azar. Su único objetivo ahora era matar, quitar de su camino cualquier impedimento y regresar de nuevo a descansar, a dormir en paz hasta su próxima misión.

Afortunadamente para el resto de la ciudad, nuestros necios favoritos habían despertado al bicho con intención de matarles a ellos mismos y no con la intención de vengar a su creador, chamuscado ligeramente por hereje, después de llevar puesto el San Benito durante semanas, por aquello del escarnio y el vilipendio público que tan de moda estuvo en ciertas épocas. Aquello habría sido una catástrofe, pero afortunadamente para el resto del mundo, solo iban a morir ellos mismos... o no. Porque ya puestos a jugar con las antiguas artes, arrastrados por el vino, el resultado puede resultar, cuanto menos, impredecible.

Mientras caminaban a trompicones por la estrecha calle, un antiguo ser se recortó al fondo y se mantuvo en pie observándoles desde lejos. Nuestros dos rucios predilectos lo observaron también. Hecho que condujo naturalmente a que se rieran a más no poder. Se rieron, y se rieron hasta casi reventar, de aquel curioso ser de unos dos metros treinta de altura y ciento noventa kilos de duro músculo. Con su tórax como un toro, sus arqueadas piernas de gorila, sus ojillos verdes inyectados en sangre con pupila rasgada y sus prominentes colmillos de perro pachón, sin mencionar sus rústicas uñas de tres centímetros capaces de cortar una armadura de aguerrido caballero andante, como si fuera el envoltorio de aluminio de un bocata de choped y por no hablar de la potencia de su espléndida musculatura, cubierta de una ruda piel verdosa con extrañas llagas y costras. Y por no hablar... en realidad, podríamos hablar mucho de este ser, por ejemplo de su innata capacidad para arrancarte un brazo, roncharlo y escupirlo en menos de tres segundos, pero no hablaremos más de estas cosas, que me da repelús.
Quizá si fuera Halloween y hubiésemos visto a semejante monstruo por la callejuela, también nos habríamos reído un rato, y ademas le hubiésemos echado plátanos para ver si come. Si se los come y no pide güisqui para botellón, es mala señal.
En cualquier caso, si yo hubiese sido uno de esos dos lelos, no me habría reído tanto. Pero ellos, nuestros dos aventajados pollinos, con su capacidad innata de buscar los problemas, pues sí. Rieron y rieron y rieron y el bicho se acercó a ellos. Con un movimiento ni rápido ni lento de su formidable brazo que abarcó de hombro a ingle del primer memo, aparentemente no sucedió nada, así pues, siguieron riéndose. Hasta que al primer infeliz ,se le salieron silenciosamente las tripas y se extendieron por el suelo. Aquello ya no debió hacerle tanta gracia, porque empezó a llorar. Mientras lloraba e intentaba recoger sus tripas rebozadas de estiércol y volver a metérselas dentro, su amiguete que ya no reía, y que tenía los ojos tan abiertos que sus retinas reflejaban más luz que el lucero del alba, intentó correr como pudo por la resbaladiza cuesta que conformaba la callejuela. Su amigo intentó seguirle, pero se enredó con sus propias tripas unos metros mas allá, donde cayó y fue rematado por el inmisericorde golem, que lo desmembró en un instante y amontonó sus restos en la puerta de una cuadra. No sin antes relamerlos y mascarlos durante un rato. De echo, el infeliz, estuvo vivo casi hasta el final y pudo ver de primera mano, como el golem se tomaba un aperitivo con sus bracitos y piernecitas. Más o menos como quien se toma unas alitas de pollo con un botellín o dos.
Cuando el animalico se cansó de oír los gemidos del infeliz, que más bien parecía un perro al que estaban pisando el rabo y no un payaso al que se estaban merendando, le estrujó la cabeza como quien estruja una lima para hacer mojito. El hueso al quebrarse sonó como un trueno. La presión fue tan grande que los ojos estallaron y salieron despedidos como los cantos de una honda. La bóveda del cráneo colapsó y el cerebro licuado se escurrió entre las zarpas del bichejo como si fuera argamasa fresca. Viendo el animalico que se le había acabado la juerga, decidió amontonar la escoria y seguir sus aventuras en pos del siguiente lerdo...

Mientras un memo pasaba a buscar el cielo de los desventurados, el otro corría, corría y corría. Las fantasmales calles, los relieves esculpidos en la fría piedra de cientos de iglesias, las múltiples leyendas que jalonan cada centímetro de la ciudad, la oscuridad lacerante y la tormenta que se había cernido inadvertidamente mientras su amigo era desmembrado no hacían mas que aumentar su miedo. Corrió y corrió hasta que las fuerzas se le quebraron, la fatiga se adueñó de su carne y el miedo que era dueño de su alma ya no le pudo subyugar más. Mientras su cerebro ejecutaba un “reset” duro y sus órganos luchaban por no estallar, cayó de bruces entre los desechos que poblaban la calle y allí quedo tendido, entre grandes estertores, arropado por la noche y el relente.

Al romper el alba, mientras los vecinos retoman sus quehaceres habituales; se uncían los rucios, se vaciaba el orinal, se almorzaba panceta al calor de alguna brasa del día anterior. Una sirvienta encontró muerto a un hombre en la calle. Su capa estaba enganchada en los ornamentos de una recargada reja, estaba rebozado en inmundicia y su cara tenía una expresión de tanto pavor, que las mujeres no hacían sino persignarse y rezar, y los hombres guardaban un profundo silencio mientras se dirigían miradas temerosas. Según dijo el barbero, ese hombre había muerto de miedo.
Por esa hora, su amigo se despertaba. A los pies de una hornacina, bajo la mirada acusatoria de una virgen negra, nuestro protagonista despertó. Apenas podía tenerse en pie, aterido por el frío, la fatiga y la resaca, magullado, maloliente por las consecuencias del miedo, y con un temor insondable alojado en su alma; puso rumbo a su casa, bajo las miradas atónitas de cuantos encontró a su paso y osaron mirarle a los ojos. Unos ojos que solo trasmitían un sobrenatural vacío. Al día siguiente donó sus bienes a la caridad e ingresó en uno de los múltiples monasterios que poblaban y pueblan la ciudad, dedicando su vida a partir de entonces a la oración, la caridad y el recogimiento.

Según se supo después, por las buenas lenguas, que fomentan el rumor y la leyenda: Nuestros dos personajes, cegados por el vino y tras blasfemar contra todo lo humano y divino que se les pasó por la mente, presas de una fenomenal cogorza y de las malas pasadas de la noche, a cuya luz todos los gatos son pardos, todos los ruidos son oscos y todas las sombras son fieras: Fueron llenándose de temor, temor que no hacía más que acrecentarse cada segundo que pasaba. Todos los mitos, leyendas, rumores, sentencias de fuego purificador que atenazarían a los herejes de por vida, calaron en su alma. Todas sus tropelías realizadas pasaron por sus mentes y se sintieron irremisiblemente perdidos. Todo lo que oyeron, todo lo que vieron, todo lo que pensaron y sintieron en esos minutos se transformó en miedo. Un temor infinito y sobrenatural, una angustia marina salida de las profundidades del mundo los hizo suyos. Al huir, uno murió de miedo cuando su capa se enganchó a una gran reja de forja y éste se sintió agarrado y preso de las criaturas del inframundo. Viscosos y repugnantes seres salidos del lodo de la calle, que lo envolvían con sus húmedos cuerpos para arrastrarlo a las profundidades del mundo, donde el infierno eterno lo acogería de por vida, dándole cobijo y tormento. El otro estuvo presto de hacerlo, pero la muerte no le alcanzó y le salvó su cuerpo que perdió el sentido, o bien la providencia, bajo cuyos pies despertó.

Lo cierto amigos, es que en uno de los puntos más energéticos del planeta, poblado desde el albor de los tiempos, y sede de la magia y las artes adivinatorias, nadie puede saber con exactitud lo que bajo nuestros pies se esconde. Es mejor por tanto, pensar lo que se dice e intentar no despertar nada... por lo que pueda pasar...

FIN.

JUAN CARLOS MANANERO LUCAS-VAQUERO



Edito: ¡Ya acabo el concurso! Siento comunicarles a mis "fans" que no hemos ganado esta rifa. Aunque su apoyo me ha sido de una inestimable ayuda, y el objetivo de dar a conocer este blog, se ha cumplido. Así pues no me queda mas que agradecerles su colaboración y entusiasmo, y por supuesto, la próxima vez ganaremos...
Y por supuesto, ya que estamos en Hallowen, aprovechen esta historia para leerla a la luz de unas velas. Aunque el grabado de mas arriba corresponde al golem de Praga, espero que el mas cercano de Toledo, no se despierte para darles caza...

sábado, 4 de agosto de 2012

Defecto por exceso

Exceso de mucho es lo mismo que carencia de todo. Hay una frase que me encanta y de vez en cuando le suelto a algún cansino: El 100% de 0 es cero. O bien el uno por ciento de mucho, es mucho.
Dirán que a qué viene esto. Bueno hace tiempo me di cuenta de que aunque lo intento, no puedo abarcar el mundo. Me faltan brazos, me falta tiempo y me falta conocimiento.

Hay un tipo de personas que admiro, bueno, en general admiro a cualquiera que me quiera enseñar algo, o que quiera que yo se lo enseñe, pero en este caso me estaba refiriendo a esos eruditos que asombran por su conocimiento o habilidad sobre un tema. O lo que es "peor" sobre varios.

Siempre me he preguntado cómo lo hacen. Y aunque la respuesta parece obvia, en realidad es algo más allá del simple trabajo, esfuerzo y dedicación. Es más bien lo que te hace sacrificar muchas cosas para obtener una sola, o en casos extremos sacrificar todo para tener algo. Esto puede parecer una tontá, pero si nos sentamos con una birra y meditamos podremos llegar mas allá de las simples palabras.

Los antiguos sabios eran un tipo de gente que causa gran fascinación por el abanico de ideas y conocimiento que abarcaban. Claro que los conocimientos de la humanidad cabían dependiendo de la época a la que nos remontemos, bien en una caja de zapatos, bien en una habitación. En la actualidad desconozco cuanto abarcaría en papel todo el conocimiento humano, pero la biblioteca resultante debería ser asombrosa. Podría arder durante meses. Por aquel principio que rige el mundo mediante el cual, en vez en cuando hay que quemar los libros. En cualquier caso hemos pasado de los sabios, a los monosabios, como mucho a los polisabios. Gentes extremas, notáblemente eruditas por un lado y absolutamente zafias por el otro. Son los excesos, son los extremos. Carencia, abundancia, todo, nada. En la moderación esta la clave del buen gusto dicen por ahí. Tiempos complicados nos ha tocado vivir. Tiempos de miseria y abundancia, de codicia y de generosidad, de mediocridad y excelencia, de largas jornadas partidas, de carencia de trabajo, de remuneraciones millonarias y subsidios miserables, de subvenciones alocadas y de ausencia de ayuda, de café para todos y de achicoria para nadie, tiempos de consumismo desbordado y de falta del pan para comer, de ocio dirigido, cultura enlatada y falta de pensamiento critico, de exceso de normas, falta de derechos, tuteo a la ley y leyes para todo. Y por supuesto, exceso de información que conduce a la desinformación, el rumor y la tontuna generalizada, agravada por la falta de critica, lo políticamente correcto y las tópicos populares, que indefectiblemente nos conducen al desastre.

No se si hoy he divagado al gusto de ustedes, pero resumiendo mi resumen solo diré que los excesos y los defectos nunca fueron buenos. No se trata ahora de involucionar, lo que sería una catástrofe, sino de modular nuestras conductas, nuestra cultura, sentarse un poco y pensar.




miércoles, 1 de agosto de 2012

Amor Ruralis

No hay nada como un poco de poesía para elevar el alma a un estadio superior. Espero que estos cánticos a sus mozas les colmen a ustedes de buenaventura y a ellas de pasión y lujuria, digo de pasión y alegría.

Disfrútenlo.


AMOR RURALIS
¿No es verdad? paloma mía
que a la sombra de tus carnes
la  luna no me ilumina
y tengo un hondo temor.
¿No es verdad? cordera mía,
que tus ojos son luceros,
que alumbran cual dos luciérnagas
y despiertan mi pasión
¿No es verdad? becerra mía
que tus pechugas carnosas,
delirio mio, a todas horas,
me tienen loco de amor.
¿No es verdad? cachorra mía
que tus nalgas primorosas,
que mis dos manos añoran,
me hacen perder la razón.
¿No es verdad? mi dulce moza,
que me riges los destinos,
con tu enorme cabezota,
de intelecto superior.
¿No es verdad? que me persigues,
cabalgando en tu jumento,
para darme tu calor.
¿Y no es verdad? fogosa mía.
Si me coges, me zaleas,
y me sacas tol amor
Ay! de mi paloma mía,
delirio de todas horas,
que me pones la pitorra,
como el escape el tractor.
Con tus nalgas primorosas
y tus pechugas carnosas,
brillantes ojos de loba
y tu enorme cabezota,
que hacen de ti mi amor.
Cachondo estoy de pensarlo,
henchido el pecho de amor.
Atanagildo, suyo for ever.