lunes, 22 de julio de 2013

La Moda y la Mediocridad de lo Uniforme

¿Que significa uniforme?. Podemos definir uniforme como algo que se desarrolla sin cambios o alteraciones. También lo podemos definir como la indumentaria propia de cualquier colectivo o comunidad. El uniforme.


Como se pueden imaginar no soy persona de marcas, uniformes, modas u otras tontunas semejantes. No quiere decir esto que no me guste que los cocineros se pongan su gorro o los panaderos su camisa blanca. El tema de hoy es tan tonto y simple como profundo si no paramos a razonarlo cinco minutos. Sin entrar a valorar los gustos y preferencias incomprensibles de cada uno, solo diré que para gustos los colores, o sea, que cada uno gaste su tiempo y su pasta como le de la gana. Si te apetece llevar los pantalones por la mitad del culo y enseñar tres cuartas de hucha para quedar bien con tus “coleguis” allá cada cual. Pero volvamos a la uniformidad.


Supongo que de la tribu nace el concepto de uniforme. La necesidad de ir todos iguales para ser socialmente aprobados y no moralmente reprendidos. Uniformidad de espacio, de indumentaria y de pensamiento. De ahí también nace el concepto de rebeldía, u oposición a esto ultimo, es decir el mismo patrón uniforme que se pretende eludir realizado de forma contraria e igualmente uniforme. Podríamos redefinir esto como que ambos grupos, el “normal” y el “rebelde” visten igual de bien o de mal, siendo perfectamente identificables por su perfecta uniformidad interna. Es decir: Paquito se enfada con el mundo y crea su propio estilo, que rápidamente siguen sus acólitos, cayendo de nuevo al pozo del que pretendieron salir.


Cada año comienza la nueva temporada de Verano, temporada que acaba tan rápido como sea posible para dar paso a la nueva temporada de otoño con dos meses de antelación, temporadas que se repiten década tras década muchas veces con los mismos birriosos modelos puestos de moda de nuevo y redefinidos con términos tan pomposos como "moda Vintage". Cierto día cercano los nuevos vestidos “Yé-Yé release 2.0" que llevaba mi madre cuando era joven arrasaron en las mentes jóvenes como una bandada de grullas en un almacén de semillas. El uniforme consistía en peinado a lo egipcio también de moda, vestidito años 60 y zapatitos de tacón ancho. Las nenas estaban monísimas, si no fuera porque estaban todas iguales. Tomarse tres cañas en un bar consistía en un interminable desfile de lunares más o menos grandes y pelos lacios cortados a escuadra y cartabón, que hacían suponer una posible lobotomía en masa del genero humano, o bien en un desfile de espontánea estulticia.


Algunos rechazan con saña exhacerbada cualquier intento de uniforme higienizante en un colegio, pero corren poseídos ante la puesta a la venta de los nuevos uniformes primavera-verano. La más poderosa máquina conocida hasta ahora, el cerebro humano, rinde pronta pleitesía ante los requerimientos de uniformidad social, sacrificando la creatividad y espontaneidad innata del género humano ante el concepto de pertenencia tribal. Puede parecer trivial, pero esta uniformidad no solo afecta a la ropa o al pelo, también impone una forma de pensamiento plano sometido al grupo. Este pensamiento plano, uniforme, carente de creatividad propia, que acepta como verdad las ideas externas que nos autoimponemos solo desemboca en un estado: Borregos manipulables. O como bien digo en el titulo de este post: La mediocridad de lo uniforme.


Romper con modas, marcas y tontunas aledañas no solo nos abre una puerta al mundo desconocido de ser nosotros mismos, sino que nos destapa una serie de verdades ocultas en las que nunca habríamos reparado de otra manera.
 
Pero también esto tiene un peligro, el peligro de la extravagancia, el peligro de la moda de lo diferente, que es la misma mierda uniforme que los vestidos de lunares. He dicho bien: el ir contra el sistema es una moda más e igual estúpida.


No se trata de cambiar una moda por otra, sino de ser lo que cada uno es y desarrollar el pensamiento crítico y autocrítico propio y no vivir del ajeno. Además esto entraña una “terrible” verdad: El sistema cambia.

Escultura dedicada a la Entropía en los jardines centrales de la Universidad de Monterrey, Méxic